Crónicas del Lunes Santo
La Palma
Pese a que el color del cielo no acompañaba, el barrio de la Viña vivió desde primera hora de la mañana la jornada del Lunes Santo. Al mediodía, en la parroquia de la Palma y ante los titulares de su archicofradía Jesús Díaz Gutiérrrez, Jesús El de las Banderas, recibió la más que merecida insignia de oro de su hermandad, que también entregó un obsequio al vestidor, Juan León Sánchez.
Por la tarde el hermano mayor, Manuel Rodríguez, no olvidaba sus años de fiscal y se esforzaba en formar debidamente el cortejo mientras que el párroco y director espiritual, Rafael Fernández, animaba a los penitentes a vivir con humildad y sencillez su fe, así como a pedir por los más necesitados del barrio durante la estación penitencial.
A las cinco menos diez los hermanos Martín dirigían la maniobra de salida del paso de misterio, alzando al Crucificado ya en la calle, donde también la banda de cornetas y tambores del Rosario de Arriate (Málaga) estrenó la marcha Cristo Viñero, del compositor portuense Paco Cepero, presente en el templo, que manifestó que era la quinta de su autoría y que entendía que era el mejor legado que podía dejar.
Veinticinco minutos más tarde la cuadrilla de Ramón Velázquez ponía en la calle de la Palma el paso de palio con la Virgen de las Penas, en tanto la banda municipal de música Maestro Enrique Galán interpretaba el himno nacional.
Nazareno del Amor
El interior de San Francisco, el claustro y el templo, se convirtieron ayer en una hermosa marea de capirotes blancos. Una marea sin las lágrimas de la decepción de hace un año. Largas filas de nazarenos fueron saliendo con aplausos para la Cruz de Guía.
Acertadas maniobras de las dos cuadrillas para superar el desnivel templo-calle, que es un trago en esta iglesia. Y novedosa imagen de los capataces sin lucir los tradicionales gatos. La marcha Nazareno del Amor elevó la mirada de muchos cofrades como dando gracias por lo que no pudo ser hace un año. Tras el lógico revuelo de una larga sección de pequeños monaguillos, llegó la Virgen de la Esperanza, que cuando se alzó sobre los hombros de sus cargadores besó a Cádiz entre mecidos a los sones de Esperanza Franciscana.
El Nazareno del Amor regresaba a la calle sin pasar ante la Residencia Alvernia. Si la hermandad no puede ir a ver a los ancianos, estos se acercan a San Francisco a pedir salud entonando un deseoso "hasta el año que viene".
Prendimiento
Los cambios de horarios trajeron consigo que el Prendimiento fuera la gran perjudicada en la salida de la hermandad a la calle, debido a que había muy poco público acompañando a esta cofradía al inicio del recorrido procesional.
Y eso que la salida ya fue una victoria después de la incertidumbre que trajo la lluvia. Victoria del Patrocinio Gaditano fue la marcha que sonó desde el interior del templo para acompañar al paso de palio hasta la salida. Un Francisco Palos emocionado por muchos motivos, por dirigir a la cuadrilla que portaba a su Virgen, y porque su hijo debutaba este año en el pozo.
Cargadores muchos de los cuales recibieron rosarios entregados por el prior de los carmelitas, Francisco Víctor López, que dio la primera levantá, y realizados en el Santuario de Fátima.
Vera Cruz
Con la llegada al altar mayor de la reliquia del Lignun Crucis, que los hermanos que iban a procesionar recibieron puestos en pie, la cofradía de la Vera Cruz se preparaba para la salida procesional desde la iglesia de San Francisco.
El franciscano José Luis Millán, junto al hermano mayor Miguel Ángel Morgado, dirigió luego desde el altar mayor el ejercicio de la Cinco Llagas y seguidamente el mayordomo entregó al fiscal la procesión y se abrieron las puertas del templo seráfico para la salida del cortejo.
Entre las singularidades del mismo se observaron que tanto el hermano que portaba el banderín franciscano como sus acompañantes vestían túnica marrón de cola y cingulo franciscano, como el hábito de la Orden del Santo de Asís, cuyo título ostenta la hermandad. Igualmente la bandera concepcionista era seguida por cuatro hermanos portando cirios azules, color de la Inmaculada.
Asimismo dos pequeñas vestidas a la Federica portaban una libra de cera para ofrendarla al Santísimo Sacramento en la Catedral, y otras dos sendos centros de flores para ofrendarlos a las imágenes de los patronos de Cádiz, San Servando y San Germán, también en el templo catedralicio.
Poco después de las siete y media de la tarde salía el paso con el Cristo de la Vera Cruz, dirigido por Benito Jodar, cuya maniobra contempló desde la puerta del templo su anterior contra capataz, Francisco Ramos. A las ocho lo hacía el de la Virgen de la Soledad, sacando el palio con la ayuda de cuerdas sus cargadores, a los que dirigía Manuel Cortés.
Agentes del Cuerpo Nacional de Policía escoltaban a ambos pasos, el primero con el acompañamiento de la capilla musical Getsemaní, de Chiclana, y el segundo con la de música Maestro Enrique Montero, de la misma localidad.
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